16 mm, b& w and color, silent, 6′ (2004-2006). Excerpt 1’03”
In Picadero, extreme close-ups of sand, hands, horse manes, fur and legs follow each other in a constant circular motion. The camera follows the trainer and his horse, seemingly right in-between their bodies. During this follow-up, horse and trainer are transfigured in the image of a mixed machine, mobile and fragmented, permanently functioning. The black and white film turns the image into an abstract vision, too close, improbable by proximity. The impacts on the sand materially scratch and mark the surface of the film in the moment of its silent execution. The realization of Picadero is contemporary to Pentimenti, but even if the horse in motion is central to both, the filmic device transforms the horse issue into a reflection on motion from the inside, from within the trainer/trainee relationship. Even if in Pentimenti the pictorial axis is built from the installation of the camera as an imitation of the easel and the borders of the painting, in Picadero, the moving camera does not install the limits of the image, but displaces them in permanence, without really knowing where to.
En Picadero, primerísimos primeros planos de arena, manos, crines, pelaje y patas se suceden en un movimiento circular constante. El adiestrador y su caballo son seguidos por la cámara que pareciera entremetida en sus cuerpos. En ese seguimiento, caballo y adiestrador se transfiguran en la imagen de una maquina mixta, móvil y fragmentada, que funciona permanentemente. La película en blanco y negro transforma la imagen en una visión abstracta, demasiado cercana, improbable por la proximidad. Los impactos de la arena rayan y marcan materialmente la superficie de la película y la deterioran irreversiblemente como si fueran las resonancias materiales del movimiento mismo en el momento de su ejecución silenciosa.
La realización de Picadero es contemporánea a Pentimenti pero aun cuando el caballo en movimiento es central en ambas, el dispositivo fílmico transforma el “tema caballo” en una reflexión sobre el movimiento desde dentro, desde el interior de la relación adiestrador / adiestrado. Si bien en Pentimenti el eje pictórico se constituye a partir de la instalación de la cámara como emulación del caballete y los bordes del cuadro, en Picadero, la cámara móvil no instala los límites de la imagen, sino que los desplaza en permanencia sin saber muy bien hacia dónde.